Asteya es el tercer Yama. Significa no (a) -
robar (steya).
Asteya significa no robar, no tomar lo que no
nos pertenece, ni pensar en hacerlo, ausencia de codicia, capacidad de resistir
el deseo de lo que no nos pertenece, honradez.
Su significado es más profundo que el simple y
superficial significado de no robar, abstenerse de hacerse con todo objeto
innecesario forma parte de este comportamiento honesto, simple y desapegado a
la vez; así mismo incluye coger sin permiso lo que no nos pertenece o abusar
del uso de objetos por más tiempo por el que se nos fueron entregados o hacer
uso de ellos para propósitos distinto al que se nos entregó, en general podemos
incluir el abuso de confianza y el mal uso.
Aparte de dinero o
pertenencias podemos robar el tiempo de otro, emociones, ideas, pensamientos,
descubrimientos, tesis, libros, música, etc.
Este yama nos proporciona la capacidad de usar
cualquier cosa para el justo fin que tiene en sí mismo y nos aleja del abuso en
todas sus calificaciones.
El acumular cosas que no tengan un uso adecuado,
el codiciar bienes que no nos son apropiados tiene como resultado la
desigualdad y el sometimiento a la pobreza y la miseria a otras personas.
"Quien es digno de confianza, porque no codicia lo que le pertenece a
otros, tiene naturalmente la confianza de todos, que lo comparten todo con él,
por muy preciosa que sea la cosa a compartir."
Pero no se refiere sólo a no quitarle al otro lo
que posee, a nivel material, intelectual o moral; sino también respetar sus
derechos a la vida, la religiosidad, el estudio, la salud, la justicia; sus
ideas, créditos o méritos; es no socavar las creencias del otro por medio de
una burla sistemática; es no robarle al otro su tiempo ni su fama.
Hay muchas maneras de robar, directas o
indirectas.
Se roba no cumpliendo con los propios deberes;
privando o siendo un impedimento para que cada uno tenga lo que legítimamente
le corresponde; no retribuyendo con agradecimientos a quien nos ha hecho el
bien.
El robo es el resultado de creer que nos falta
algo, lo cual es contrario a la ley universal de la abundancia. Primero, hay
que rechazar el deseo de apropiarse de lo que no es nuestro; más adelante, hay
que trabajar para cambiar la creencia interior que conduce a tal deseo.
La felicidad depende de nuestra actitud
personal, tanto en medio de comodidades como de privaciones. Por eso, a medida
que nuestra visión se haga más clara, a medida que sepamos distinguir entre
euforia y felicidad, y se torne más evidente que los mejores momentos de
nuestra vida han ido ligados siempre a instantes de gran simplicidad,
sentiremos menos deseo de apoderarnos de lo que otros poseen.
El ser humano en general
es demasiado pobre internamente y por eso necesita del dinero y de las cosas
materiales para su sensación y satisfacción personal. Cuando alguien es pobre
internamente, busca externamente dinero y cosas que pertenecen al mundo de los
sentidos para completarse y busca satisfacción para llenar su vacío.
Si la mente de uno está continuamente deseando o ambicionando
objetos sensorios como un nuevo ordenador, un DVD, un coche nuevo, una casa
mejor, etc., entonces ya no queda sitio para la divinidad interior.
Cuando abandonamos la codicia o alcanzamos la
capacidad de resistir al deseo de tomar lo que no nos pertenece. Cuando
verdaderamente comprendemos a fondo y en forma clara y específica que somos
ambiciosos y que cualquier esfuerzo que hagamos para acabar con la ambición es
también ambición, entonces entenderemos y nos resignaremos. Hay resignaciones y
resignaciones, pero este tipo de resignación nacido de la profunda comprensión
trae un cambio radical a la mente porque extingue para siempre el fuego fatuo
de la ambición.
Asteya nos habla de la honestidad como forma de
vida. La honestidad consiste en contentarse con la justa retribución de tu
labor y asegurarse de actuar de forma íntegra en cualquier circunstancia.
La observancia de Asteya no debe inducir al
rechazo de la prosperidad cuando ella representa mejor calidad de vida, salud y
cultura para el individuo y su familia.
Asteya, mas que respetar la propiedad, es
respetar lo ajeno, aquéllo sobre lo que alguien más tiene derecho y yo no. de
todas ellas, la más importante, creo, es la autonomía. asteya quiere decir
dejar a quienes me rodean tomar sus propias decisiones, aun si creo que sean
las decisiones equivocadas, aun si (especialmente si) tengo alguna autoridad
sobre esa persona-si soy maestra.
Todo se reduce a usted. Sólo puede ser obtenido
a través de la conciencia y la sabiduría. Cada día se le da una oportunidad con
esto. ¿Cómo responde usted?
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