Quiero compartir con vosotros una reflexión basada en mi experiencia, como profesora y alumna de yoga.
En Occidente, cuando intentamos aprender algo, a veces nos obsesionamos en el dominio de la técnica y olvidamos la esencia de lo que queremos aprender, confundimos el medio con el fin. Nos preocupa y ocupa excesivamente la eficacia, la productividad y nos cuesta emplear un tiempo en algo que no tenga repercusiones económicas.
En esta vorágine arrolladora, hasta el yoga lo vamos comercializando, olvidando que es una sabiduría que se nos ha legado como Patrimonio de la Humanidad , herencia de tantos sabios que nos vertieron sus enseñanzas generosamente para ayudar a la evolución espiritual del ser humano.
Acorde con esta mentalidad, sobrevivimos en medio de una actividad trepidante, que puede afectar hasta ese privilegiado oasis de nuestras clases de yoga.
En el HATHA YOGA hay doble objetivo: uno sería restablecer y desarrollar el orden a nivel orgánico, a través del estímulo de las glándulas endocrinas, el estímulo del sistema nervioso, la flexibilidad de la columna, la ampliación de la capacidad respiratoria. Es estupendo contar con esta ayuda para nuestra salud, que al fin y al cabo es nuestra primera responsabilidad, pero el problema aparece cuando nos detenemos y conformamos con los efectos terapéuticos o satisfecho nuestro ego con la correcta realización de asanas, orgullosos de dominar posturas, de “domar” el cuerpo, se nos olvida que hay otro objetivo más completo, que el viaje nos puede llevar más allá: avanzar del “ domar” el cuerpo a “ escuchar” nuestro cuerpo, con una actitud de atenta observación, en la que nos convertimos en auténticos espectadores de nosotros mismos, de nuestro proceso: el efecto de la asana, la integración cuerpo-mente, la relación respiración–emoción, la movilización y equilibrio de la energía, a través del movimiento y la respiración.
Si olvidamos este doble objetivo y nos quedamos sólo con el primer aspecto, ¿no estaremos llevando de nuevo esa competividad que nos transmite la sociedad a nuestro espacio de calma de la clase de yoga? ¿No estaremos dando de nuevo prioridad al “hacer” por encima del “ser”?
En el Hatha Yoga , lo importante no es la asana, sino encontrar el centro en tu vida a través de ella.
Ante esta reflexión que comparto con vosotros, os invito a ser auténticos hasta la sincera autoevaluación
Por Henar Tardón, profesora de yoga
es muy buena su explicacion, le agradesco su comentario porque yo practico el yoga preocupada en que me salga bien la pose y no me concentro en los chakras, en ser mejor espiritualmente,etc.
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