miércoles, 30 de enero de 2013

El arbol del yoga



Cuando cultivamos una planta lo primero que hacemos es un agujero en la tierra, introducimos la semilla y la cubrimos con tierra blanda, regamos un poco y esperamos a que germine y crezca. Al cabo de unos días la semilla se abre en forma de brote y empieza a formarse un tallo, este se divide en dos ramas y echa hojas. Crece continuamente y con el tiempo forma un tronco y produce ramas cargadas de hojas que se abren en diferentes direcciones.
De forma similar, el árbol del sí-mismo necesita cuidados. Los sabios de la antigüedad, que vivieron la experiencia del alma, descubrieron la semilla de ésta en el yoga.

La RAÍZ del árbol es YAMA, y comprende los cinco principios éticos para mantener la actitud de estar bien con los demás, estar en paz con el mundo que nos rodea.
  • Ahimsa: No violencia
  • Satya: No mentir, Veracidad
  • Asteya: no robar, Honestidad
  • Brahmacharya: moderación, Control de los sentidos
  • Aparigraha: No avaricia, No acaparar
A continuación viene el TRONCO que se compara con NIYAMA y comprende las cinco reglas morales para mantener la actitud de estar bien con uno mismo, paz con nuestro mundo interior.
  • Saucha: limpieza
  • Santosha: contentamiento
  • Tapas: Disciplina, austeridad
  • Svadhyaya: estudio de si mismo
  • Ishvara Pranidhana: entrega espiritual al todo
Del tronco del árbol crecen muchas RAMAS de diferentes formas, éstas son las ASANAS, las diversas posturas que armonizan las funciones físicas y fisiológicas del cuerpo con el estilo de yoga que practiquemos.
De las ramas crecen las hojas, cuya interacción con el aire suministra energía a todo el árbol. Las HOJAS absorben el aire exterior y lo conectan con las partes internas del árbol y se corresponden con PRANAYAMA, la ciencia de la respiración.


Las ramas del árbol se hallan todas cubiertas por una corteza que protege la energía que fluye dentro del árbol desde las hojas a la raíz. Así la CORTEZA se corresponde con PRATYAHARA, el viaje de los sentidos hacia adentro desde la piel hacia el centro del ser.
La SAVIA del árbol es DHARANA, el jugo que transporta la energía en su viaje hacia el interior. Dharana es la concentración, enfocar la atención en el núcleo del ser. La savia conecta la última punta de las hojas con los extremos de la raíz. La experiencia de esta unidad del ser desde la periferia hacia el centro, donde el observador y lo observado son uno, se alcanza en la meditación.
Cuando el árbol está sano y el suministro de energía es excelente, brotan las FLORES y estas se corresponden con DHYANA, la meditación.
Finalmente, cuando la flor se transforma en FRUTO, este se denomina SAMADHI. Al igual que la esencia del árbol se halla en el fruto, así también la esencia de la práctica del yoga está en la libertad, el equilibrio, la paz y la espiritualidad, donde el cuerpo, la respiración, la mente y el alma se unen y se funden con el TODO.

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